La disartria es una alteración de la programación y/o
ejecución motora del habla, afecta a los mecanismos implicados en el habla,
como son la respiración, la fonación, la resonancia, la articulación y la
prosodia. Es el trastorno comunicativo más importante de la EM , el 44% de pacientes han
experimentado cambios en el habla o en la voz.
Búsqueda bibliográfica:
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Beukelman, Arch Physical Med & Rhb 1985. Es el trastorno
comunicativo más importante en la
EM.
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Darley, Neurology 1972. Un 44% de 168 personas
encuestadas experimentó cambios en el habla o la voz desde el inicio de la EM.
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Yorkston,
Austin: Pro-Ed.1995. Atendiendo al nivel de severidad de la afectación de los
mecanismos del habla se distinguen tres niveles diferentes: disartria leve,
moderada y severa. La disartria leve se caracteriza por una mayor afectación de
la cualidad vocal, la voz puede ser inestable y áspera empeorando a medida que
aparece la fatiga. En la disartria moderada se le añaden los trastornos prosódicos, en forma de enlentecimiento
de la tasa de habla y patrones acentuales silábicos equitativos y excesivos. En
la disartria severa el habla natural no es un medio de comunicación funcional
precisando otros sistemas de comunicación alternativos.
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Duffy, 1995;
Hartelius et al., 2000. Las personas con EM pueden presentar tanto una
disartria de forma aislada, espástica o atáxica, como una disartria mixta que
incluya los componentes de las dos anteriores, esto es, una disartria
espástico-atáxica.
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Evaluación:
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Determinar la
naturaleza, inicio, duración y gravedad de la disartria.
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Describir las
características sintomáticas del problema del habla: de forma genérica, la
disartria espástica se caracteriza por una tasa de habla enlentecida, acentuación
excesiva y equitativa de las sílabas, imprecisión consonántica, distorsión
vocálica, hipernasalidad, frases cortas, reducción de la acentuación, tono
agravado y voz áspera, tensa y estrangulada; mientras que la disartria atáxica
presenta prolongación de fonemas, distorsión vocálica, imprecisiones
articulatorias, rupturas irregulares del habla, tasa de habla enlentecida, acentuación
excesiva y equitativa y voz monotonal y monointensa.
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Determinar si
los problemas para hablar pueden producir insuficiencia respiratoria y cambios
en las actividades sociales o lúdicas.
Intervenciones no farmacológicas:
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Derivación a
logopedia para llevar a cabo un programa de rehabilitación para abordar los
problemas del habla en pacientes con EM.
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Rehabilitación
de los diferentes mecanismos del habla como la respiración, articulación,
fonación y elementos prosódicos. (Farmakides y Boone, 1960; Caligiuri y Murry,
1983; Hartelius et al., 1997; Smeltzer et al., 1996).
Intervención enfermera: conocer los rasgos característicos, grados y tipos
de disartria.
Ante la detección de disartria se debe consultar con logopedia la
actitud a tomar.
Informar al paciente de los problemas del habla.
Ayudar y
recordar al paciente a llevar a la práctica las recomendaciones del logopeda:
ejercicios motores orales, ritmo y velocidad del habla adecuados, estrategias
nuevas para ayudar al paciente a comunicarse, cantar, gestos manuales y
faciales, uso de dispositivos asistenciales como ordenadores y/o tableros
(tablet).